lunes, 25 de septiembre de 2017

Capitulo 3 : La estación de juego (1º parte)

Mi paso por los 16 bits fue de mano de la excelente Super Nintendo (SNES)
En esta consola el 3D ya empezaba a ser el siguiente estándar de la industria del videojuego. De repente ya no podías moverte solo a izquierda, derecha, arriba y abajo.
Los juegos de carreras tomaron un nuevo protagonismo en mi vida, haciendo que empezara a derrochar horas y horas jugando a un juego de carreras concreto. 
Montarme en el vehículo y ver ponerse verde el semáforo para acelerar a fondo me excitaba tanto en aquella época como lo hace ahora cuando voy a la pista de carreras de unos amigos.
Pero no era una carrera de coches al uso, cada uno tenía ‘’estadísticas’’ y según tu preferencia te vendría mejor uno u otro, aunque lo que realmente imperaba era su futurístico aspecto. Un momento, ¿futurístico?-

Apuesto a que llegados a este punto todos pensabais en Mario Kart. Logico, fué un éxito tan rotundo que aún a día de hoy creo que acaba de sacar Nintendo su octavo titulo para la Nintendo Switch. No, no me refiero a Mario Kart, el juego que me fascinó era F-Zero un juego en el que los coches ya no eran tal, no tenían ruedas, tenían alerones y eran… Quizás decir aerodinámico sea decir mucho. Este juego realmente me atrapó. Ver esos escenarios llenos de luces y colores me hacían adentrarme en un mundo futurista, donde podías mascar la polución del aire. El circuito se abriría paso entre las calles con altísimos edificios, un escenario digno de Blade Runner o El quinto elemento, mi imaginación volaba. 

La SNES me la prestó mi tía, como un trato increíble en el que solo ganaba yo. En mí cumpleaños tendría que devolvérsela y a cambio ella, me regalaría mi propia consola. Por aquella época yo ya había catado las dulces mieles de los 32 bits de la todopoderosa PlayStation de Sony de la mano de Lara Croft en casa de un pariente y era la consola que yo realmente quería, claro. Supuse que mi tía acabaría dándome la SNES para mi, pasado el tiempo y me lo diría el día de mi cumpleaños, pero ese día llegó y recuerdo confusión, pues me pidió perdón porque no podía haberme comprado la consola aún, ahora estaban ahorrando ella y mi tío para regalar a mí primo otra, ademas de a mí, en navidad. 

Yo estaba confuso y no entendía nada, pero dejé pasar el tiempo y llegó la navidad, viajamos a casa de mis otros tíos, los padres de mi primo y allí celebramos la noche buena. 
El gran momento había llegado, mi primo no sabía nada pero yo sí, entre todos los regalos había 2 cajas iguales, delante de la chimenea, el momento que había esperado durante más de un año había llegado, había estado atando cabos mucho tiempo y sabía de sobra el tamaño de la caja de la SNES, esta era más grande. No era una SNES, solo quedaba entonces la enorme SEGA PlayStation
El momento había llegado, era hora de destrozar el papel de regalo, pero ¡nos lo impidieron!, primero había que abrir uno más pequeño. Al rasgar el envoltorio apareció un titulo que me partió por la mitad, ¿Independence Day?, totalmente inesperado, no sabía que pasaba, era mi película favorita desde que la vi meses antes, puede que un año. De repente sentí el silencio, ese momento que todos hemos sentido al concentrarnos muchísimo en algo o cuando hemos quedado en shock y todo lo ves a cámara lenta, a la izquierda de la caja ponía algo en vertical, Play Station, mi primo en ese momento ya estaba abriendo su caja grande, yo aún estaba esperando que mi corazón volviese a latir, el momento había llegado.

Allí estaba, era mía, toda mía, mí tessooooroooooo. 

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